viernes, marzo 30, 2012

Esto suena en la gira de Bruce Springsteen 2012

Muchos tendréis, como yo, entradas para ver de nuevo a Bruce Springsteen en su gira por España. El Boss está afinando el show estas semanas en una gira de test por Estados Unidos, en la que está utilizando buena parte del nuevo material del álbum Wrecking Ball, recién llegado a las tiendas. Springsteen sigue haciendo lo de siempre, espectáculos largos, de casi tres horas, con una media de 25 temas de los que media docena pertenecen al nuevo álbum. El resto, los clásicos de siempre y alguna sopresa. El Jefe mantiene la estructura pero cambia el repertorio de clásicos a diario, así que hay que tener un poco de suerte para que toquen los que más te gusten. No está fallando, por lo general, el arranque del show (que confía al single del nuevo álbum, We take care of our own), el cierre de la primera parte (Thunder Road) y el tema final (Tenth Avenue Freeze-Out).
Del nuevo disco, Springsteen utilizada el single mencionado, además de Wrecking Ball (que compuso en 2009 para el cierre del Giants Stadium), Death to my Hometown, Seaside Bar Song, Jack of all trades, Easy Money, y We Are Alive, todas ellas en la primera parte del espectáculo. Son más, o eso parece, que en otras giras de presentación de disco. Bruce salpica estos temas con super clásico como Badlands, The Promise Land o Shes the One, que molan más. Y recupera otros más recientes como Lonesome Day oThe Rising.
En el encore, Bruce interpreta otra más del nuevo álbum, Rocky Ground, y arranca la fiesta final con Land of Hope and Dreams, Born to Run, Dancing in the Dark, Raise Your Hand (que a veces cambia por Glory Days) y el cierre final con Tenth Avenue Freeze Out.
Éste es, por ejemplo, el set list del 28 de marzo en Filadelfia
Setlist:
We Take Care of Our Own
Wrecking Ball
Badlands 
Death to My Hometown
My City of Ruins
Seaside Bar Song
Does This Bus Stop at 82nd Street?
Jack of All Trades
Atlantic City
Easy Money
She's the One
Waitin' on a Sunny Day
The Promised Land
Apollo Medley
American Skin (41 Shots)
Lonesome Day
The Rising
We Are Alive
Thunder Road
* * *
Rocky Ground (with Michelle Moore)
Land of Hope and Dreams
Born to Run
Dancing in the Dark
Raise Your Hand 
Tenth Avenue Freeze-out

miércoles, marzo 28, 2012

Neil Young vuelve a subirse al caballo loco

Neil Young volvió a reunirse en el estudio con la banda al completo de Crazy Horse y el resultado ya está terminado, con fecha de lanzamiento el próximo mes de junio. Hacía nuve años, desde el temático Greendale que Young no se metía en estudio con la banda, aunque hay que remontarse aún más atrás, al Broken Arrow de mediados de los 90, para encontrar a Crazy Horse con su alineación habitual (Billy Talbot, Ralph Molina y Poncho Sampedro). Broken Arrow fue un magnífico trabajo con temas muy interesantes, densos instrumentales guitarreros como Big Time, Loose Change que se iban a los 7 y 9 minutos de duración. Greendale, en cuya grabación faltó Sampedro, fue un álbum temático de Young sobre la repercusión del asesinato de un policía en una localidad inventada, aderezada con crítica a los Media y tintes 'save the planet'. Ambos grandes trabajos de Young, de lo mejor del canadiense en las dos últimas décadas, a mi juicio.
Young no ha parado desde entonces, pero siempre es un placer volverse a escuchar acompañado por sus escuderos de lujo. El álbum recién rematado llevará por nombre Americana, el término que se utiliza para denominar la música tradicional de Estados Unidos, y precisamente sobre ello trata. Será un disco de versiones de clásicos (o no tan clásicos) del folk. De Oh Sussana a This Land is Your Land, el clásico de Guthrie.
El lanzamiento se prevé para el 5 de junio. El disco fue grabado en los estudios Audio Casa Blanca y producido por el propio Young, John Hanlon y Mark Humphreys.

El tracklist de Americana, vía hipersonica, será el siguiente:
  • 1. Oh Susannah
  • 2. Clementine
  • 3. Tom Dooley
  • 4. Gallows Pole
  • 5. Get A Job
  • 6. Travel On
  • 7. High Flyin’ Bird
  • 8. She’ll Be Comin ‘Round The Mountain
  • 9. This Land Is Your Land
  • 10. Wayfarin’ Stranger
  • 11. God Save The Queen

martes, marzo 27, 2012

Auster bucea en la memoria


Vuelvo a actualizar este blog. Uno nunca sabe qué camino va a seguir una vez que lo arranca de nuevo, pero me apetece arrancarlo. He vuelto a escribir de cosas divertidas en mi trabajo, de música, de gastronomía, de viajes, incluso de Auster. Así que pegaré aquí algunos de esos textos por si tienen interés para alguien. No sé qué va a pasar con el alter-ego de este blog, el Esto es Brooklyn alojado en la plataforma de blogs de El Correo. Trato de mantenerlo, pero me cuesta tanto... De momento, abrimos la persiana aquí. Y lo hacemos con un texto sobre Auster que preparé hace unas semanas.
Bienvenidos todos. Bienvenido yo mismo.
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“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”, se lee en la primer línea de Diario de Invierno (Anagrama), lo nuevo de Paul Auster que salió a la venta el pasado 1 de febrero, un par de días antes del 65 aniversario del escritor (unas semanas antes lo hizo en formato electrónico). La novela, más un repaso vital que un relato de no ficción, llega traducida por Benito Gómez Ibáñez, lo que es una suerte y una garantía para el lector español. “Habla ya antes de que sea demasiado tarde y confía luego en seguir hablando hasta que no haya más que decir. Después de todo, se acaba el tiempo. Quizá sea mejor que de momento dejes tus historias a un lado y trates de indagar lo que ha sido vivir en el interior de este cuerpo desde el primer día que recuerdas estar vivo hasta hoy. Un catálogo de datos sensoriales. Lo que cabría denominar fenomenología de la respiración.”
Auster, como se ha visto en los párrafos precedentes, no se separa de la prosa que ha cautivado a su abultado club de fans, aunque reitera el juego de componer el relato en base a retazos de su vida, lo que ya utilizó en La Invención de la Soledad y en El Cuaderno Rojo, sus otras dos novelas (novelita, en el segundo caso) donde repasa su vida, sus matrimonios, su sexualidad, las intensas casualidades que han marcado su existir y, también, su obra. Las expectativas con Diario de Invierno eran altas. Siempre lo son en el caso de Auster, aunque a la fuerza hayamos aprendido que no siempre son respondidas con el entusiasmo necesario para garantizar la reciprocidad. Apostamos en su día por Viajes por el Scriptorium, lo que parecía un genial pasatiempo metaliterario, y erramos. Quisimos resarcirnos con Un Hombre en la Oscuridad y volvimos a estamparnos con la pared. Gracias, sin embargo, Paul Auster, por Sunset Park, que nos devolvió la fe. Y antes por Brooklyn Follies y antes por El Libro de las Ilusiones y antes por Leviatán y por todas las demás y en el principio de todo por la Trilogía de Nueva York. La leyenda se ha forjado a golpe de casualidad y muñeca rusa.
Para quien no lo sepa, Diario de Invierno, esto de Paul Auster que nos acaba de llegar, es una nueva visión de la vida del escritor, que habla sobre sí mismo en segunda persona, como si el protagonista fuera el lector y él, simplemente el narrador, como si nada de lo que ocurre le hubiera pasado a él mismo. Un severo accidente que le ha impedido volver a conducir; la muerte de su madre; un exhaustivo repaso por los 21 domicilios que ha ocupado en su vida; sus viajes de juventud a Europa; el sexo iniciático. Ya contó parte de su camino en La Invención de la Soledad y ahora nos invita a atravesar otros senderos, otras anécdotas y otras reflexiones desde el invierno de la vida. No son memorias al uso, ya lo sabemos, pero la prosa de Auster suele ser tan absorbente que igual nos da que la vida narrada sea la suya o la de otra persona. Auster es como de la familia. Un vecino de Brooklyn. Gente del barrio.
“Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes seis años. Afuera cae la nieve, y en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas.” Ah, Auster.

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