Al hilo de la publicación en España de Brooklyn Follies, la más reciente novela de Paul Auster, la editorial Anagrama ha reeditado o relanzado las obras completas del escritor de Park Slope. Entre ellas, su primer relato de ficción, Jugada de Presión (Squezze Play), que fue publicado en su día bajo el seudónimo de Paul Benjamin, lo cual no deja de ser curioso porque el seudónimo y el nombre real coinciden (Paul Benjamin Auster). El relato, de corte detectivesco, anticipa lo que será más tarde su obra maestra, la trilogía de Nueva York. Ésta es la trama:
Max Klein es detective privado, está pensando en tomarse un descanso cuando George Chapman lo llama para solicitar sus servicios. Su futuro cliente era hace cinco años el mejor jugador de baloncesto de la temporada. Pero Chapman era también el espejo terrible en el que se miraba Max; tenía su misma edad, habían estudiado en las mismas universidades, él también había jugado al baloncesto, y ahora sentía que estaba en un callejón sin salida. Su matrimonio se derrumbaba, estaba muy endeudado, y harto de su trabajo en la oficina del fiscal del distrito. Aquella resultó ser la última temporada de George Chapman, porque un accidente de coche acabó con su carrera deportiva. Ahora vuelve, con un perfil intachable de defensor de los débiles y candidato a senador. Pero, ¿por qué un buen y honrado héroe americano necesita un detective privado?
Anagrama ha hecho algo parecido con Truman capote, de quien han editado una novela inédita, Crucero de Verano. Se supone que fue la primera escrita por el autor, en torno a 1943, dos décadas antes de A Sangre Fría.
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