El libro más vendido y emblemático de Paul Auster es, sin duda, La trilogía de Nueva York. Va en su nueva reimpresión, al parecer son casi 20. Y es que el estilo del autor, la manera en que nos va relatando las historias, las referencias que hace a otros escritores y las citas de obras maestras; su relación con la música y, sobre todo, el que casi siempre ocurra lo inesperado, es lo que sitúa en un primer plano al elaborador de ficciones.
Cinematográficamente Nueva York ha estado presente siempre. Baste recordar Manhattan de Woody Allen (el amor y la perdición) o la escalofriante El día después de mañana (el cambio climático) de Roland Emmerich y la reciente Soy leyenda (un bodrio entre vital y místico) de Francis Lawrence. Nadie ha intentado llevar a la pantalla grande la citada obra de Paul, que dividida en tres episodios concluye en el suspenso, algo que admirarían Dashiell Hammett y Raymond Chandler, maestros de la novela policiaca estadounidense.
En el primer episodio, La ciudad de cristal, una llamada equivocada lleva a un literato a convertirse en detective. Lo que descubrirá acerca de una pareja será más interesante que sumergirse en sus tareas. Resulta un homenaje a Dostoievski que planteaba algo maravilloso y terrible: la realidad supera a la ficción, como vemos a diario en esta hora crítica.
Auster hace un relato medido, donde las sorpresa van apareciendo constantemente, las cuales se conjugan con erudiciones nada petulantes sino que brotan para que el lector recoja joyas que han estado presentes siempre y no había descubierto. [leer +]
jueves, enero 24, 2008
Peripecias en una megaurbe: Auster
Jorge Meléndez Preciado, en El Universal.
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