Por su interés, como se decía antes, reproducimos el siguiente artículo de Gerardo Sanz en el suplemento Metrópoli, de El Mundo, publicado el pasado fin de semana.
Como buen escritor, el neoyorquino Paul Auster sabe que tener hijos no es lo mismo que ser padre. De hecho, está convencido de que ninguna de sus creaciones supera al fruto de su relación con la también novelista Siri Hustvedt: una lolita de belleza espectral y mirada turbadora que, en la víspera de su primer concierto en París, ensaya al teléfono la defensa de su debut, Sophie Auster (2005), bautizado con su nombre y cargado con el enorme peso de su apellido. "Si no tuviera tanta seguridad en mí misma –dice, con un aplomo impropio de sus 18 años–, se me haría difícil llevarlo. Y eso que, hasta ahora, sólo ha contribuido a darme notoriedad, especialmente aquí en Europa. Sé que, en cuanto dé un mal paso, la crítica se cebará y será duro. Sin embargo, no voy a sacrificar mi libertad por el miedo a equivocarme".
Estudiante de poesía y literatura francesa e inglesa, fan de Tom Waits, Talking Heads y The Velvet Underground y actriz con agente, Sophie Auster es el ojito derecho del autor de El Palacio de la Luna. Por nada del mundo se atrevería a contrariarle y, a la hora de estructurar la grabación, acató todas sus decisiones, incluida la selección y traducción de los textos de Paul Eluard, Tristan Tzara, Robert Desnos o Gillaume Apollinaire que ella, lejos todavía de su admirada Fiona Apple, se esfuerza en cantar. "Además de concebir y financiar el proyecto, se le ocurrió combinar material propio y ajeno. Él aportó dos temas y yo otros dos y, para completar el repertorio, recurrió a los versos que más le habían impresionado cuando tenía mi edad. Que sea un planteamiento poco habitual no lo convierte en pretencioso. De hecho, si se me pide un por qué, siempre respondo: ¿Y por qué no?". (...)
Satisfecha con un sonido que la sitúa a medio camino entre el crossover ilustrado y la bohemia burguesa de la nueva chanson, Sophie trata de convencernos de que su rollo es el rock. "Me lo estoy pasando estupendamente con este álbum, pero lo considero una tarjeta de presentación. El próximo reflejará mejor mis inquietudes y tendrá una orientación mucho más underground. Y, aunque ya hay un par de productores interesados, no voy a precipitarme. Quiero hacerlo y, dato importante, sé cómo hacerlo».
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